La vergüenza perdida en el mar

En un nuevo alarde por la mofa de la religión cristiana asistí a las comentadas fotografías donde, en clave pornográfica, se representaban pasajes del evangelio con un tinte obsceno. A semejante espectáculo mis palabras se quedan cortas para describir el sentimiento de rabia y tristeza sentido.

Al margen de lo subjetivo, quisiera resaltar los hechos que han acompañado dos actitudes de burla en un periodo de tiempo cercano; mientras los católicos hemos sido instados a orar por quien injuria y ridiculiza nuestras creencias, hace no mucho tiempo asistimos al asesinato de varios inocentes por unas caricaturas de cierto profeta, mientras nos congragamos en las iglesias para hacer actos de desagravio, observamos atónitos una ira incontenida por unos dibujos donde sólo se representaba al profeta que prohibió, a los que profesasen su religión, que se le dibujase. Es en este punto donde quisiera hacer una valoración: ¿es necesario que los cristianos suprimamos nuestro mandamiento de amor al enemigo para ser respetados? ¿tenemos que asesinar a religiosos de otras confesiones para que el presidente de nuestro país condene las burlas, bastante más escandalosas por su contenido, y pida el respeto a los católicos?

Bajo mi punto de vista, asistimos a un ataque constante a nuestra fe con deplorables actos que resaltan en un mar de desprecio, al tiempo que se exige un respeto máximo a aquellos que se sienten ridiculizados y asesinan para mostrar su dolor. Mientras que se pide perdón de manera escueta y discreta por un acto tipificado como delito en el código penal, se hacen declaraciones innumerables cuando los afectados son personas más lejanas o menos numerosas con respecto a nuestro país.

Aprovecho para decir que quien adolece de una mente tan corrompida por el exceso de violar el sexto mandamiento, debería de recibir una sanción ejemplar, de acuerdo a la ley, pues si su conciencia le impide ver el daño que realiza con tales fotografías, el Estado debe de mostrar el bien e instruir a quien no sabe respetar la ley.